De la inteligencia cognitiva a la ejecutiva, pasando por la emocional

En su último libro, José Antonio Marina busca ir más allá de la “inteligencia cognitiva” (el poder de la razón) y de la “inteligencia emocional” (el poder de la emoción) para pasar a la “inteligencia ejecutiva” (el poder de dirigir bien la acción).

La define (re-define) la inteligencia como “la capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas, aprovechando la información y regulando las emociones”. Las tres palabras mágicas son anticipar, proyecto y posibilidad. 

Lo que nos caracteriza a los humanos es poder dirigir nuestra inteligencia generadora mediante metas “ 

La inteligencia ejecutiva se encarga de dirigir todas las capacidades humanas. La Inteligencia ejecutiva es un nuevo modo de definir la inteligencia humana. Durante mucho tiempo se ha pensado que su tarea principal era conocer, pero ahora sabemos que su función esencial es dirigir el comportamiento mediante metas elegidas, utilizando para ello el conocimiento y la gestión de las emociones. No basta con almacenar conocimientos, no basta con desarrollar la inteligencia emocional. Haberlo olvidado es la causa de graves problemas personales, educativos y sociales. 

La inteligencia ejecutiva se encarga de hacer proyectos, tomar decisiones, utilizar los conocimientos, gestionar las emociones, mantener el esfuerzo, aplazar la recompensa, realizar metas a largo plazo. Esa inteligencia no es innata, el niño tiene que aprenderla. Será su gran talento. Ayudarle a que lo consiga debe ser el gran objetivo educativo inmediato. 

Estamos en el inicio de una nueva era. Me he permitido investigar en algunos conceptos de la inteligencia ejecutiva y la mayoría tienen que ver bastante con el mundo empresarial. Aquí os pongo un artículo de Enrique Rojas publicado en El Mundo el pasado día 4 de diciembre con el sugerente título de "La joya de la corona (de la inteligencia)". 

  LA PALABRA inteligencia deriva del latín intus legere, que significa «leer por dentro». Se refiere a la capacidad para entender interiormente lo que se observa desde el exterior. Inteligencia es capacidad para distinguir lo accesorio de lo fundamental. También es el atributo para captar la realidad en su complejidad y en sus conexiones. Nos ayuda a resolver problemas nuevos. Tiene dos funciones que se aúnan, que son la acumulación de experiencias vividas por una parte y por otra la aplicación eficiente del conocimiento. Inteligencia es la facultad para aprender a reconocer, a discriminar, a informarse, a sintetizar, a prevenir, a interpretar la realidad. 

 La inteligencia ejecutiva es aquella modalidad que utiliza cuatro herramientas esenciales como instrumentos de la razón: orden, constancia, voluntad y motivación. Hablamos por lo tanto de aquellos ingredientes que tiran, empujan, arrastran y ponen en marcha lo mejor de nosotros mismos si hay una motivación fuerte y consistente. El que no sabe lo que quiere no puede ser feliz. A la persona desmotivada le falta garra, dirección, dinamismo y, por tanto, unas metas y retos concretos que encaminen toda su trayectoria personal hacia una dirección determinada. Cada uno de estos cuatro elementos de la inteligencia instrumental tiene voz propia y a su vez se conecta con la siguiente. Tratare de explicar esto con más detalle para poner el énfasis en cada una de estas vertientes. 

  Orden es un término universal, en cualquier idioma que escojamos (inglés, español, francés, alemán, italiano, griego o latín). Su significado es el mismo: lo recto, lo correcto, la disposición adecuada que constituye un todo y el orden tiene muchos matices que se abren en abanico formando un espectro enormemente interesante.
 Orden en la cabeza. Esto quiere decir saber a qué atenerse, tener unos criterios coherentes y saber priorizar lo adecuado de lo que no lo es. Lo que es importante, lo que es secundario, lo que es anecdótico, lo primero es lo primero. 
 Orden en el tipo de vida: saber planificar, evitar la improvisación, saber distribuir correctamente el tiempo para sacarle partido, sin orden nunca saldrán nuestros planes. No confundir el término actividad con activismo, el primero es una labor callada, lenta, sucesiva, de resultados graduales y menos ruidoso. El segundo es ir de aquí para allá pero con poco fruto, más cara a la galería que a la productividad y a la eficacia. En el joven hay un caballo de batalla en este sentido: el estudio, aprender a estudiar y a sacarle rendimiento a las horas. 
 Orden en la habitación que uno tiene, en su despacho u oficina, en las cosas que uno maneja a diario. Entrar en el despacho de una persona es como un retrato psicológico. 

  Constancia es tenacidad sin desaliento. Y significa empezar pocas cosas e ir detrás de ellas sin bajar la guardia. También es tenacidad, insistencia, perseverar, no darse por vencido, saber mirar hacia delante con la ilusión de alcanzar la cima deseada, eso hace que uno se mantenga firme e inalterable. Una persona poco constante es aquella que empieza muchas cosas y no acaba ninguna. En seguida que viene la adversidad se derrumba y es incapaz de superar las pruebas que la vida a todos nos impone. 
La constancia nos hace dueños de nosotros mismos. Gracias a ella somos capaces de guiar nuestro destino por encima de los trastornos y vicisitudes de la vida. Ser perseverante en el esfuerzo diario debe ser el eje de cualquier conducta que aspire a lo mejor. Ésta presenta tres notas descriptivas: la actitud constante que es la disposición interior para no desanimarse. Significa saber esperar y continuar. En segundo lugar, el hábito que es la repetición de actos que implican pequeñas renuncias y entrenan para vencerse en lo pequeño, en cuestiones en apariencia insignificantes pero que a medio plazo tienen un gran valor. Y aprender poco a poco. En tercer lugar, espíritu deportivo de lucha: superación de pequeñas derrotas, capacidad para sobreponerse y volver a empezar, crecerse ante las dificultades, imprevistos y frustraciones.  

La voluntad es aquella disposición para querer algo y ponerse a buscarlo en esa dirección. Hay una distinción que me parece muy interesante y es la diferencia entre desear y querer. Desear es pretender algo desde el punto de vista pasajero. Depende de sensaciones exteriores y responde a mecanismos que se disparan con una cierta inmediatez. Tiene que ver con la determinación, la firmeza, el verse motivado por algo y avanzar en esa dirección. El deseo se da más en las personas poco maduras, mientras que el querer se da en aquellas que tienen una solidez más rocosa. 
UNA VOLUNTAD firme es uno de los síntomas más claros de una personalidad madura y al revés, alguien que tiene una voluntad frágil, débil o quebradiza muestra a las claras una manifestación de personalidad poco madura. Si la felicidad es un resultado, la voluntad es el puente levadizo que conduce al castillo de la felicidad. Podríamos decir que la voluntad es como una llave multiuso que vale para casi todo y que tiene buena venta en el mercado, voluntad para estudiar, para avanzar en la vida académica con paso firme. Voluntad para trabajar con arte y oficio el proyecto personal de cada uno, para la vida conyugal: es fácil enamorarse pero más complejo mantenerse enamorado. Ahí entra la importancia de esta pieza esencial de la ingeniería de la conducta. 
La educación de la voluntad esta compuesta de pequeños vencimientos. La voluntad es firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos, ánimo fuerte en las dificultades. Quien tiene educada la voluntad es una persona más libre y puede llevar su ida hacia donde quiera. Lo diría de una forma más precisa: no eres más libre cuando haces lo que te apetece sino cuando eliges aquello que te hace más persona. 

Por último motivación viene del latín motus, aquello que mueve, que empuja, que arrastra, que tira de nosotros hacia un punto que está en el futuro. Una voluntad bien dispuesta es la que está mejor motivada. El hombre no puede vivir sin ilusiones. Los agentes motivadores ponen en marcha la voluntad y la tornan a esta fácil, bien dispuesta, capaz de crecerse ante los obstáculos y cansancios propios de cualquier esfuerzo. Estar motivado significa tener una representación anticipada de la meta. Eso arrastra la acción. En el ser humano el aprendizaje es mucho más importante que el instinto. 

La inteligencia ejecutiva es una facultad superior, distinguida y aristocrática que encarga el mando sobre el resto de las funciones psicológicas. Esa educación se realiza mediante la adquisición de hábitos positivos que conducen a huir de la filosofía del me apetece a aquella otra de hago lo que es mejor para mí. 

Este es un tema que merece seguir estudiando y seguir profundizando para dar respuestas en la educación de nuestras escuelas e institutos. Es un tema abierto y espero que en los próximos artículos se puedan dar más argumentos que aclaren el concepto.

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