PREMISAS BÁSICAS PARA UN PLAN DE CONVIVENCIA.

El aprendizaje de la convivencia no puede ser una tarea improvisada, debe estar planificada tanto para el espacio del aula como del centro. Además debe tener en cuenta a los tres protagonistas principales: profesorado, alumnado y madres/padres.

Así pues, un plan de convivencia debe reunir las características que se enumeran a continuación:

1. Ser globar e integrado. No se trata de negar las diferencias y los conflictos, sino de afrontarlos de forma positiva con el necesario compromiso y responsabilidad por todos los sectores educativos, padres, profesores y alumnos.

2. Disponer de tiempo. Tanto para su elaboración como para su puesta en práctica. No se pueden buscar ni recetas mágicas, ni respuestas inmediatas, y para eso se necesita tiempo.

3. Brindar oportunidades, apoyo y estímulos constantes. Es importante crear una actitud constante de apoyo para ensayar y ejercitarse en habilidades y técnicas de resolución de conflictos. Tenemos que insistir, insistir e insistir. Este trabajo exige entrenamiento, perseverancia y respaldo.

4. Contar con una mínima vertebración del profesorado en un proyecto común. Sin proyecto común, el incumplimiento de la norma queda al arbitrio e interés de cada docente. Necesitamos profesorado que piense, no en clave individual, sino en clave colectiva.

5. Fomentar la participación de todos los sectores educativos. Todo lo que hagamos en la convivencia tiene que llevar consigo el valor de la participación como objetivo educativo y como estrategia didáctica con la finalidad de fomentar la buena salud del centro y crear la infraestructura de una convivencia democrática.

6. Evitar las medidas de exclusión. Es evidente que en algunos casos es inevitable, pero debe ser una medida excepcional y, desde luego después de haber ensayado otras medidas educativas. No es bueno disculpar ciertos comportamientos de los alumnos, pero sí indagar en sus causas para poder actuar educativamente.

7. Mostrar compromiso. No debemos inhibirnos ante los conflictos o problemas de convivencia, sino todo lo contrario debemos mostrarles que tenemos una apuesta por ellos, incluso por los que más puedan interrumpir las clases. No caigamos en actitudes como: " dejarles por imposible", " que hagan lo que quieran ", tenerles entretenido con un vídeo o expulsarles durante más de media clase.

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