“ EDUCAR, con mayúsculas “.

Tratar de explicar en pocas líneas, a padres y madres, qué es la inteligencia resulta tan difícil como interesante. Para hacerlo, voy a basarme en mi propia y humilde experiencia profesional y en dos autores, uno americano Daniel Goleman que trata el tema desde una óptica científica y otro español Fernando Savater que lo hace desde una perspectiva filosofica-humanística. Intentaré daros unas pinceladas sobre la relación entre lo intelectual y lo emocional y el peso que debe tener cada uno de estos aspectos en una EDUCACIÓN con mayúsculas.

¿Es cierto que el C.I ( coeficiente intelectual ) determina nuestro destino?. ¿ Triunfan siempre en la vida las personas con un C.I alto?. Hasta no hace mucho era el fundamento psicológico para determinar el éxito de un alumno en el aula o de la persona en la vida ( en sus negocios, su familia, ..) hasta el punto que el que no tenía un C.I normal era llevado a colegios especiales o recluido en guetos sociales, psiquiátricos, etc. Pero en los últimos años se ha venido a demostrar que “ el C.I se ocupa de una estrecha franja de habilidades lingüísticas y matemáticas, que si bien predice en algo los éxitos en el aula, no tiene nada que ver con respecto al camino que seguirá la persona una vez concluido su educación “. ( Daniel Goleman ).

Algunos psicólogos de este tipo de tendencias vienen a demostrar, basados en estudios neurológicos del cerebro, que además de la inteligencia racional existe otra inteligencia emocional que tiene otras competencias tan importantes o más que las habilidades instrumentales académicas. Estas se puede agrupar en cinco grandes apartados:

El conocimiento de las propias emociones, es decir la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento que aparece. Las personas que tienen una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, por ejemplo a la hora de tomar decisiones.
La capacidad de controlar las emociones, es decir la capacidad de tranquilizarse a uno mismo, de desembarazarse de la ansiedad, de la tristeza. Las personas que destacan en este ejercicio se recuperan mucho antes de los reveses y contratiempos de la vida.
La capacidad de motivarse a uno mismo, es decir la capacidad para tener siempre metas, ilusiones, estar siempre en estado de “ flujo “. Las personas que tienen esta habilidad suelen ser más productivas y eficaces en todas las empresas que acometen.
El reconocimiento de las emociones ajenas, es la capacidad de empatizar con los demás, de ponerse en el lugar del otro. Las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles y suelen ser aptas para el desempeño de profesiones como la sanitaria, la docencia, las ventas y la dirección de empresas
El control de las relaciones, es la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas. Las personas que sobresalen en estas habilidades suelen ser auténticas estrellas que tienen éxito en todas las actividades vinculadas a la relación interpersonal. ( De Daniel Goleman )

Una persona que tenga autocontrol de sí mismo, que sea capaz de relacionarse positivamente con los demás, que tenga un equilibrio emocional, que sea capaz de tomar decisiones autónomas, tiene más posibilidades de adaptación y de éxito que el que solo posee una formación específica.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ILUSTRACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA EDUCACIÓN

LA ESCUELA NUEVA. CRONOLOGÍA

Expresión libre, tanteo experimental y cooperación.