Cap. 6. Pasión por el propio aprendizaje y el desarrollo profesional.
La buena enseñanza involucra la cabeza y el corazón. Ser profesional significa un compromiso de por vida por el desarrollo profesional continuado, un desarrollo profesional dirigido a las necesidades de salud intelectual y emocional, así como a las necesidades organizativas de la escuela. Por eso sabemos que:
- El compromiso de los docentes con su trabajo aumenta el compromiso de los alumnos.
- Los profesores entusiastas trabajan mucho para hacer que el aprendizaje sea más significativo para los alumnos, incluso para los que son difíciles o están poco motivados.
- Los maestros que son capaces de comprender y controlar sus propias emociones también son más capaces de comprender y controlar las de sus alumnos.
Sin embargo, para muchos, el trabajo del educador se ha hecho más afín al trabajo de taller que a la práctica profesional creativa. Las investigaciones nos dice que que, en circunstancias normales, el aprendizaje de los docentes está limitado por el desarrollo de " rutinas ".
" La pedagogía es un tipo especial de encuentro erótico del maestro y el estudiante. El alumno o alumna puede pasarlo bien al aprender algo; puede disfrutar al cumplir su deseo de hacerse más culto, diestro, sabio, poderoso o competente. Sin embargo, a veces, el maestro y el alumno saben de memoria todos los pasos de la danza erótica, pedagógica, encontrándose cómodos y seguros en su orden previsible. Entonces el proceso pedagógico degenera convirtiéndose en mera rutina. Una comodidad y una previsibilidad excesiva son anestesiantes: no se puede caminar dormido en la experiencia pedagógica; la danza pedagógica es un proceso desenfrenado y caótico, una lucha que, a veces, es divertida y, a veces, dolorosa. " Pryier ( 2001, p. 80 ).
No basta por tanto dejarse guiar por las rutinas, por la confianza excesiva y por las experiencias pasadas, porque no siempre producen la enseñanza y el aprendizaje óptimos. Es importante dejar tiempo para respirar.
Empleamos muchas horas para preparar las clases, en la escuela siempre los alumnos nos traen a mal traer, no nos da tiempo para nada. Es muy importante dedicar algún tiempo para el estudio y la investigación. Hace falta, pues, reflexión.
- El compromiso de los docentes con su trabajo aumenta el compromiso de los alumnos.
- Los profesores entusiastas trabajan mucho para hacer que el aprendizaje sea más significativo para los alumnos, incluso para los que son difíciles o están poco motivados.
- Los maestros que son capaces de comprender y controlar sus propias emociones también son más capaces de comprender y controlar las de sus alumnos.
Sin embargo, para muchos, el trabajo del educador se ha hecho más afín al trabajo de taller que a la práctica profesional creativa. Las investigaciones nos dice que que, en circunstancias normales, el aprendizaje de los docentes está limitado por el desarrollo de " rutinas ".
" La pedagogía es un tipo especial de encuentro erótico del maestro y el estudiante. El alumno o alumna puede pasarlo bien al aprender algo; puede disfrutar al cumplir su deseo de hacerse más culto, diestro, sabio, poderoso o competente. Sin embargo, a veces, el maestro y el alumno saben de memoria todos los pasos de la danza erótica, pedagógica, encontrándose cómodos y seguros en su orden previsible. Entonces el proceso pedagógico degenera convirtiéndose en mera rutina. Una comodidad y una previsibilidad excesiva son anestesiantes: no se puede caminar dormido en la experiencia pedagógica; la danza pedagógica es un proceso desenfrenado y caótico, una lucha que, a veces, es divertida y, a veces, dolorosa. " Pryier ( 2001, p. 80 ).
No basta por tanto dejarse guiar por las rutinas, por la confianza excesiva y por las experiencias pasadas, porque no siempre producen la enseñanza y el aprendizaje óptimos. Es importante dejar tiempo para respirar.
Empleamos muchas horas para preparar las clases, en la escuela siempre los alumnos nos traen a mal traer, no nos da tiempo para nada. Es muy importante dedicar algún tiempo para el estudio y la investigación. Hace falta, pues, reflexión.
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